Juan Manuel Grijalvo - Un registro europeo para las personas

 

Ilustración de Pep Tur (pendiente)

 

(Ultima Hora, FDS, 16 de mayo de 2003)


Los progresos de la integración europea harán cada vez menos importante el hecho de tener residencia fiscal en un país comunitario o en otro. Esa armonización fiscal implica un código de identificación personal válido en toda la Unión Europea. Partiendo de que es un mal necesario (el sustantivo es "mal"), la idea tiene muchos detractores... Eso de numerar a la gente se puede usar con fines policiales y de, digamos, limpieza étnica. Bastantes Estados, incluyendo el "nuestro", tienen sistemas de matrícula para sus ciudadanos. Pero resultan ser incompatibles entre sí. Además, son obligatorios, cosa que los hace más difíciles de "vender".

"Quan el bon Jesús anava pel món", los romanos se encontraron con el mismo problema. Observe usted que no digo "con un problema similar". No, era exactamente el mismo. Supongamos que es usted un próspero comerciante fenicio de Ebusus. Tiene un lucrativo negocio de exportación de "garum" a varios puertos del Imperio. Cualquier conflicto con sus clientes puede verse sometido a la jurisdicción de Ebusus, a la de su corresponsal, a la del barco... Un verdadero dolor de cabeza.

Los romanos dieron con la solución muy pronto. Mediante el pago de una suma considerable, usted podía obtener la ciudadanía romana para sí y para sus hijos. El apóstol Pablo ya la tenía al nacer, a pesar de ser judío y fariseo. De manera que todos sus posibles pleitos se regían por el derecho romano. Por eso apela al César cuando es acusado ante los tribunales. Usted y todos sus clientes "romanos", por nacimiento o por el antedicho "donativo voluntario" al Imperio, pueden hacer lo propio, con gran ventaja para la seguridad jurídica de sus transacciones mercantiles.

En mi opinión, lo suyo sería poner en marcha una agencia europea, con sede central en Roma y sucursales en otras ciudades. Su función sería expedir documentos de identidad europeos a los ciudadanos y residentes que los pidan por su propia voluntad y conveniencia... previo el pago de una módica tasa, como es natural. Serían muy útiles en los casos - cada vez más frecuentes - de los que tienen negocios en más de un país. Si el documento se extravía o deteriora, se puede obtener un duplicado en cualquier lugar de Europa. O del mundo, a través de cualquier consulado comunitario. La seguridad mejora mucho si es posible acceder a una base de datos en línea para verificar en tiempo real la vigencia y veracidad del documento.

Otro día, si usted quiere, podemos seguir hablando del futuro de la Unión Europea. Es útil especular sobre los cambios que nos traerá, porque muchas de las cuestiones que ahora nos preocupan o nos ocupan se volverán del todo irrelevantes.

juan_manuel@grijalvo.com

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