María José Gil Ruiz - Dúrcal (Granada) - Sobre la escolarización obligatoria

 

EL PAÍS - Opinión - 30-04-2006

 

¿Constituye la obligatoriedad siempre un beneficio? Como profesora de Educación Secundaria, hace ya años que pienso que no. La obligación (y el derecho) de un alumno a permanecer escolarizado hasta los 16 años fue, en su momento, recibida como signo de progreso social, pero la experiencia nos ha dicho y nos sigue diciendo cada día a voces, que no necesariamente es así. Prolongar hasta los 16 años la vinculación de un alumno con el sistema educativo en los casos en que, de manera manifiesta, éste no quiere, equivale a sostener una situación agónica para todos, incluidos los compañeros de ese alumno que, de forma sistemática, ven conculcado su derecho a una enseñanza digna.

Aunque cuestionar los beneficios de que todos los miembros de una sociedad estén escolarizados hasta los 16 años no es políticamente correcto y se interpreta como una regresión, he oído que el Defensor del Pueblo andaluz, José Chamizo, se ha atrevido a hacerlo. Sugiero que, en aquellos casos en los que las partes directamente implicadas (padres, profesores y alumno en cuestión) estén de acuerdo, se puedan incluir excepciones a la norma universal. Concretamente, en lo que se refiere a la enseñanza, tal universalización, lejos de mejorarla, la está minando.

 

Algo de lo que dice este señor...

 

Del informe anual del Defensor del Pueblo andaluz, D. José Chamizo de la Rubia

 

Sevilla, 28 de junio de 2000

 

El Defensor del Pueblo habla sin generalizar, pero habla de una realidad que tampoco podemos ocultar, del miedo de algunos profesores y profesoras para acudir a los institutos a cumplir con su trabajo docente. Y la crítica que formula es la falta de apoyo, la falta de infraestructura y de medios para que lo que ha significado la escolarización obligatoria de los 14 a los 16 años sea una realidad, porque faltan equipos y faltan medios. Es un dato que no sentó muy bien, al parecer, en la Consejería de Educación, pero es un dato real que no podemos ocultar y que no se soluciona —y ha hecho referencia el portavoz del Grupo Andalucista— con la reducción a 14 años, para no obligar a jóvenes que no quieren permanecer estudiando hasta los 16 a estar dentro de las aulas y los institutos, sino a dotar a éstos de medios, de equipos, de infraestructuras, para lograr que ese gran avance de escolarización obligatoria hasta los 16 años cuente, en ese tramo de 14 a 16, con alternativas que hagan posible que haya una convivencia y un respeto, una autoridad y un funcionamiento democrático en la comunidad escolar, con garantía a los derechos de todos. Son muy importantes estas apreciaciones.

 

La clave es la educación...