Paquita Cardona Roig - América vs. Europa
Ultima Hora, # de julio de 2007
Si pensamos que la cultura occidental, en Europa, tiene una existencia mucho más prolongada en el tiempo que lo que son hoy los Estados Unidos de América, no deja de ser "extraño" que el saber actual proceda mayoritariamente del otro lado del Atlántico. Ejemplo de ello es que la mayoría de Premios Nobel proceden de aquel país.
Si pensamos en cuáles pueden ser las causas de esta abismal diferencia, podemos encontrar diversas: de tipo político, sociológico... Es evidente que no es lo mismo organizar un país desde un punto "cero" que encontrarse con una diversidad de estados que deben aunar sus esfuerzos para competir con un gigante intelectual. Uno de los secretos de esta diferencia debería pasar por las universidades. Si nos fijamos en el ranking de instituciones universitarias que se publica periódicamente, resulta que entre las primeras sólo hay -creo recordar- dos europeas. Esto dice muy poco a favor nuestro. Lo que deriva de esta circunstancia no es más que una consecuencia de la teoría de "causa-efecto". Si no cuidamos nuestra universidad, difícilmente vamos a tener intelectuales equiparables a los que puedan surgir de las mejores del mundo.
También debe tener algo que ver el hecho de que los norteamericanos tengan fama de valorar a las personas por su currículum y no por ser "hijos de" u otras razones similares que dicen, en ocasiones, poco a favor de la propia valía. Seguramente, a un lado del Atlántico se sabe aprovechar el potencial propio y ajeno, que llega atraído por mejorar unas expectativas que, aquí, pasan, a menudo, por convertirse en un eterno becario con todas las limitaciones que ello comporta, mientras que, pasado el Océano, lo que mejor se sabe hacer es despreciar este potencial.
Si tenemos en cuenta estos factores, la consecuencia lógica es la que es y no otra. La actual Unión Europea, antigua Comunidad Económica Europea, nació con una intención puramente económica, y política, que ha ido derivando hacia objetivos más ambiciosos y que, con el Tratado de Bolonia, tratará de impulsar que los estudios universitarios sean más homogéneos. Lo lejos que se llegue y lo provechosa que sea esta paulatina adaptación ya se ha puesto en duda por algunos sectores, más o menos expertos, que hacen pensar que no se invertirán los términos y seguiremos teniendo un país, Estados Unidos, donde la universidad promueve el conocimiento global y nosotros seguiremos fabricando estudiantes y profesionales convertidos en "compartimentos-estanco".
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