Pedro Prieto Planells - El coche, peor que las pistolas

 

Diciembre de 2005

 

Se les llama accidentes, pero más exacto sería llamarlos asesinatos o suicidios de tráfico. Porque la mayor parte de las 31 muertes en la carretera registradas este año en Eivissa y Formentera han tenido que ver con la imprudencia del fallecido (responsable, pues, de su trágica muerte) o bien con la temeridad de otro conductor, que se ha puesto al volante como quien juega con el gatillo de una pistola. Accidentes, con lo que la palabra implica de fatalidad, más bien pocos.

La Fiscalía pide que un atracador que golpeó con una barra de hierro a una mujer y la dejó malherida sea condenado a 19 años de cárcel. La mujer, aunque sufre secuelas, afortunadamente sigue viva. En cambio, el conductor acusado de circular a más de 100 kilómetros por hora por un camino de Benirrás y provocar la muerte de una adolescente de 16 años puede ser condenado, como máximo, a cuatro años y medio.

La sociedad (porque las leyes son un reflejo de lo que piensa la mayoría) no considera que el que adelanta a 150 por hora por la carretera de Sant Antoni sea un asesino en potencia a pesar de su evidente desprecio por la vida humana. Sólo es un 'imprudente'. ¿Alguien ha avisado alguna vez a la Guardia Civil para que impida ponerse al volante a un conductor que ha bebido demasiado? Pero ¿y si ese borracho, en vez de dirigirse al coche, se dispone a coger una pistola cargada?

Instalamos alarmas y exigimos más policías para que no nos roben el DVD. Pero ¿quién reclama más controles de velocidad? En Menorca, algunos meses se han hecho cinco veces más controles que en las Pitiüses. Allí, curiosamente, se han registrado 26 muertes menos. Todos somos responsables de estos 31 suicidios y asesinatos de tráfico, por hacer la vista gorda ante tanto delincuente suelto.

Pero no sólo nosotros somos culpables. También lo son todos los consellers de Transportes (los actuales, Diego Guasch y Mabel Cabrer, pero también todos los anteriores) que han convertido a Eivissa en el único lugar de España donde es imposible moverse de un lado a otro sin tener un vehículo propio. El automóvil (el más barato, 9.000 euros, más gasolina, seguro y taller) aquí es una obligación. En el resto de España, es sólo una opción, porque el bonobús de 5 euros existe y funciona.

Pero en una isla gobernada por empresarios de alquileres de coches, de concesionarios y de constructoras, es una utopía pedir una empresa pública de transportes que dé un buen servicio. Es más caro seguir colapsando las carreteras para ampliarlas y seguir pagando cada mes la letra del coche. Y es más tolerante seguir sonriendo a los 'fitipaldis' en vez de denunciarles. Un pasotismo que ha enterrado 31 vidas en el cementerio.

 

Pedro Prieto Planells...

Movilidad - Artículos ajenos...

Movilidad - Eivissa - Ibiza...

Movilidad - Seguridad...