Pedro Prieto Planells entrevista a Joan Torres Costa,
portavoz de la Asociación de Comerciantes de Sant Antoni:
«Con lo que ha pasado este año, no sé qué venderemos en las ferias turísticas»

 

21 de agosto de 2006

 

Joan Torres Costa, de 44 años, regenta una tienda de "souvenirs" en el casco antiguo de Sant Antoni. Como portavoz de la Asociación de Comerciantes, se muestra «preocupado» por la mala imagen de su pueblo y por los pocos turistas que salen a la calle de día. Apoya algunas de las obras realizadas recientemente en la localidad, pero cree que el dinero que se invertirá en mejorar el paseo marítimo debería gastarse en obras más necesarias, como mejorar los colectores de la depuradora.

La Asociación de Comerciantes de Sant Antoni agrupa a más de cien empresarios de la localidad. Su portavoz, Joan Torres Costa, se muestra muy crítico con la situación que está viviendo la localidad en los últimos años. Entiende que, de seguir así, será la ruina del sector del comercio y de los restaurantes.

- ¿Cómo están llevando los comerciantes de Sant Antoni los últimos sucesos ocurridos en el municipio?

- Con mucha preocupación porque desde hace muchos años los comerciantes pedimos más seguridad en nuestro pueblo. Los últimos acontecimientos son los efectos colaterales que conlleva un monocultivo del turismo joven que viene a desmadrarse. Este turista atrae a su alrededor a numerosos traficantes, droga, venta ambulante, robos y prostitución en la calle. Este turismo ha hundido nuestra imagen turística tanto en el exterior como en nuestra isla. Además, después de lo ocurrido este verano en Sant Antoni, ¿qué vamos a intentar vender de Eivissa en las ferias turísticas? Porque, aunque suceda a Sant Antoni, la mala imagen es para toda la isla.

- ¿A quién responsabilizan de este turismo?

- El turismo de borrachera es a su vez víctima del negocio de unas empresas y touroperadores. Las agencias les ofrecen excursiones con alcohol, y sus efectos son espectaculares. Este turista borracho es el que ha echado fuera al turista normal. Destroza el mobiliario urbano, vomita, mea, se cae de los balcones, ensucia el pueblo, se alimenta de comida rápida y destroza retrovisores. No es el turismo que queremos para Sant Antoni. Turismo normal, sí. Turismo joven, también. Turismo de borrachera, rotundamente no. De todas formas, a los sectores que viven de noche les va fantástico. Pero para el comercio y la restauración, fatal.

- Pero, ¿por qué motivo Sant Antoni está como está y no pasa lo mismo en otros lugares?

- Hace muchos años se optó por la oferta de la fiesta, tal vez por intereses de algunos bares y touroperadores. A éstos les ha interesado mantenerlo porque tenían beneficios han ido echando al turismo normal. Y, sobre todo, lo ha favorecido la falta de firmeza de las autoridades, que deberían haberlo controlado desde hace años. Si se hubiese hecho así ahora no tendríamos lo que tenemos.

- Tanto el director insular de la Administración del Estado como representantes del Ayuntamiento de Sant Antoni creen que los empresarios también podrían hacer algo más para mejorar el turismo.

- No estoy de acuerdo. Por lo menos, los comerciantes. Nosotros tenemos que trabajar con lo que nos dan, pero estoy seguro de que si el Gobierno central hubiese aportado más agentes de la Guardia Civil para investigación, prevención y vigilancia de puertos y aeropuertos, y si el Ayuntamiento hubiese sido menos suave a la hora de hacer cumplir las normas de convivencia, los ciudadanos y los turistas podríamos convivir mejor en el pueblo.

- El Ayuntamiento de Sant Antoni defiende que ya se está notando un cambio en el modelo turístico. ¿Lo nota usted?

- Los comerciantes no lo notamos. Por el día hay menos gente y los turistas son sólo de un tipo. Los otros no están a gusto, y nos lo dicen.

- ¿Puede cambiar Sant Antoni de modelo turístico?

- Si nos ponemos de acuerdo todos, sí, pero sobre todo, el Gobierno debe hacer que la autoridad se imponga, y el Ayuntamiento, hacer cumplir las normas. Que los touroperadores sepan que a Sant Antoni no se viene a abusar de nuestra paciencia. Pero nos costará recuperar mercados. La gente tiene que saber que en Sant Antoni no cabe el turismo de borrachera.

- Si mañana se cumpliesen a rajatabla todas las normas y desapareciese el jaleo, tal vez se perderían algunas temporadas turísticas antes de volver a tener otro tipo de turismo y mercados. Tal vez el sector no está mentalizado para esa etapa de transición.

- El sector del comercio ya ha perdido todos los mercados de día. El turismo familiar ya no viene. El de Bélgica, Holanda y Luxemburgo, tampoco. El de Centroeuropa, tampoco. Y como no trabajamos de noche... Hay que hacer lo imposible para provocar este cambio turístico. Este turismo de ahora es inviable. Se salvarán algunos del sector de noche, pero la restauración y el comercio se van a pique.

- Tendrán ideas...

- Es imprescindible que se rompa la imagen de fiesta sin pausa. Alguien, algún día, debería avanzar el cierre del ocio nocturno. Ahora es a las seis, que acaban siendo las siete. Cerrando a las cuatro o las cinco, la gente se iría a dormir y daría tiempo a limpiar las calles antes de las nueve de la mañana. El cumplimiento de las ordenanzas de convivencia y ruidos debe ser estricto. Los touroperadores que ofrezcan excursiones de borrachera no deben sentirse cómodos aquí, no debemos aceptar estas prácticas.

- ¿Qué soluciones hay?

- Para que el cambio sea posible, hay que invertir en infraestructuras de ocio familiar. Hoy en día sólo hay bares y discotecas, y si queremos turismo familiar pero sólo ofrecemos vida de noche, lo tenemos difícil. El Ayuntamiento debería poner un terreno para que la iniciativa privada pueda instalar un parque acuático, un spa, un centro de convenciones, un balneario de agua salada, parques infantiles... Un lugar ideal podría ser el terreno de ses Variades. Es un solar del casco urbano y serviría para revitalizar las 6.000 ó 7.000 plazas hoteleras de los hostales de ciudad de Sant Antoni. Sería ocio para el turista y también para los residentes.

- En Sant Antoni se está planteando construir dos campos de golf y un puerto deportivo, precisamente en ses Variades.

- Dicen que hacen falta amarres, pero también hacían falta plazas hoteleras hace 20 años. Y ahora sobran. Tengo mis dudas de que, aunque sean necesarias ahora, nos tengamos que poner a rodear la isla de puertos. Igual dentro de unos años están vacíos. Hay que ir con pies de plomo. Y lo mismo con los campos de golf. Además, los puertos deportivos crean un círculo de tiendas y restaurantes. Por ejemplo, los de Marina Botafoch no se van a comprar a las tiendas de Vila. Tenemos nuestras reservas.

- ¿Le ha sorprendido, tras el tiroteo, saber que hay bandas armadas trapicheando con drogas?

- No. A nadie de Sant Antoni le ha sorprendido que haya bandas organizadas. Los ciudadanos lo vemos desde hace años. Esto se estaba desmadrando y había que tomar medidas antes.

- ¿Han disminuido los altercados en la calle?

- Creo que no. De todas formas, queremos pedir que se prohíba ir con botellas por la calle, y estamos estudiando pedir al Ayuntamiento de Sant Antoni que apruebe una ordenanza para que la gente vaya con camiseta por la calle. En otros sitios, como en Lloret, ya lo han hecho. Incluso estamos planteando, en la asociación, instalar carteles en los comercios para prohibir la entrada a los que no lleven camiseta, aunque preferimos que sea algo de todo el municipio y no sólo de los comerciantes. También estaría bien editar un folleto explicando las normas de convivencia y las posibles sanciones, y se entregara a los turistas a su llegada al hotel.

 

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