Juan Manuel Grijalvo - 1984, de George Orwell
(Ultima Hora, FDS, 3 de mayo de 2002)
Si ha leído usted alguno de mis artículos anteriores, ya se habrá dado cuenta de que me interesan la fantasía y la ciencia-ficción. "1984" no es exactamente una cosa ni la otra. Podríamos decir que es "política-ficción", "utopía pesimista" o "novela romántica", y no estaríamos más cerca de etiquetar este libro inclasificable. Si lo lee usted, hágame saber qué le ha parecido...
El protagonista, Winston Smith, es miembro del Partido y funcionario del Ministerio de la Verdad. Dicho departamento se ocupa de la propaganda, de la manipulación sistemática del lenguaje... y de la censura. El trabajo de nuestro hombre consiste en rehacer las hemerotecas y borrar las huellas históricas de las personas que el Estado, o sea, el Partido, es decir, el Gran Hermano, ha convertido en "nopersonas". Por lo tanto, son "vaporizadas". Nuestro amigo busca las noticias y fotografías en que aparecen y las sustituye por otras. Después se olvida de lo que ha hecho y luego se olvida de haberlo olvidado...
Parece una idea bastante original, ¿no? Pues Orwell la sacó de lo que hicieron los estalinistas con Trotski cuando "cayó en desgracia". Retocaban las fotos en las que aparecía junto a Lenin para borrarlo de la memoria colectiva. Como si no hubiera existido nunca...
Winston está casado con otra militante del Partido, pero el suyo no es un matrimonio feliz. La historia empieza cuando conoce a Julia, una mujer bastante más joven que él. Tienen una aventura y, como una transgresión lleva a otra, terminan ingresando en la Hermandad, el movimiento clandestino de oposición al Partido.
Cuando se afilian, les dan a leer un libro de doctrina, momento en que Orwell nos da algunas pistas sobre el porqué de todo ello. Estamos en Londres, pero el Reino Unido ya no existe. Es parte de Oceania, uno de los tres Estados que se han repartido el planeta. Los otros dos se llaman Eurasia y Eastasia.
No hay mucha libertad en ninguno de ellos. Oceania es una dictadura regida por un partido único... como los otros dos. Están en guerra perpetua, dos contra uno. Su peculiaridad es que cada uno de los aliados puede cambiar de bando sin razón aparente... Los enemigos de ayer pasan a ser los amigos de hoy. Mañana, quién sabe. El Ministerio de la Verdad tiene mucho trabajo: si Oceania está en guerra con Eurasia, Oceania siempre ha estado en guerra con Eurasia... y todos los registros han de ser corregidos para que cuadren con la Verdad. Que es al mismo tiempo variable e inmutable...
Parece sorprendente, ¿no? Pues Orwell se limita a contarnos lo que ocurrió tras la firma del famoso pacto entre Hitler y Stalin. Los militantes nazis se tragaron la cosa sin discutir... y los comunistas también. Más adelante, la guerra siguió su curso. Aún no había terminado, y ya se percibían ciertas diferencias de criterio entre los "aliados"... Quizá fuera la proliferación nuclear lo que impidió la continuación del conflicto por medios bélicos. Una guerra convencional de duración indefinida, que se hace por razones de política interna... Un enemigo exterior es estupendo para mantener la cohesión social.
Volviendo a Oceania, sólo hay tres ministerios más: el de la Abundancia se ocupa del racionamiento, el de la Paz lleva la guerra y el del Amor se dedica a la represión de cualquier disidencia. Para ello dispone de la Policía del Pensamiento. El delito político no es hacer o decir algo: basta con pensarlo. Cuando un militante del Partido es hallado culpable de "crimethink" (crimental en la traducción castellana), el Estado escenifica un juicio público donde el reo se retracta de todas sus desviaciones... después de una temporada en manos del Ministerio del Amor, naturalmente.
Usted dirá que esto ha salido de las famosas "confesiones" de las víctimas de Beria... Pues sí, por supuesto, pero la gracia del libro es que sus técnicas de manipulación de masas fueron usadas también por los vencedores de la guerra, es decir, por los "demócratas"...
Y es que no se puede olvidar que Orwell hizo sus primeros "estudios de campo" en "nuestra" guerra, que me resisto a llamar civil porque la palabra tiene la misma raíz que civilizada... No fue el caso. Nunca lo es, pero aquello contenía en microcosmos lo que iba a ser la segunda guerra mundial en Europa. Orwell pertenecía a las milicias del P.O.U.M., y tuvo conocimiento de primera mano de la teoría y de la praxis de los estalinistas... y de los "consecuentes demócratas", cuando han de enfrentarse con ellos.
"1984" es un texto muy útil para centrar ideas cuando se habla de amenazas a las libertades, de totalitarismo, de nacionalismo excluyente, en fin, de materias que vuelven a estar de moda en Europa. Y no digamos en Estados Unidos...
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