Juan Manuel Grijalvo - 22 de septiembre de 2002, otra vez "la ciudad sin tu coche"

 

 

(Ultima Hora, 22 de septiembre de 2002)


Un año más, nos disponemos a celebrar esta fecha que da fe de la esquizofrenia de las instituciones que la organizan. Un año más, nos dicen que hay demasiados coches y que usemos estos maravillosos transportes urbanos e interurbanos que nos brindan ciertas empresas privadas y algunas administraciones públicas.

Pero por sus frutos los conoceréis (Lucas 6, 43-44). Las frías estadísticas nos dicen que el parque móvil de Eivissa, que ya era de unas dimensiones aberrantes el siglo pasado, ha seguido creciendo. Las instituciones trabajan para combatir la invasión. Por eso el Ajuntament de Vila asfalta unos cuantos aparcamientos "disuasorios" más. El de Santa Eulària abre la famosa variante: ahora, en vez de una travesía urbana, hay dos. Y el Consell amplía la carretera de Sant Josep. Eso incluye un espectáculo tan sorprendente como fue la inauguración de la "primera piedra" de la "mejora". Se entendería si fuese una calzada romana, pero celebrar otro pegote de alquitrán...

Usted dirá que esas obras eran imprescindibles para encauzar el tráfico que ya existe. Pues no. Un año más, repetimos lo evidente. Cuantas más facilidades se dan a los coches, es decir, a los conductores, más hay. Es como alimentar un dragón. Cuanto más territorio tiene, más grande se hace. Y más gentes de toda condición devora. Los de antes se conformaban con alguna doncella de vez en cuando. Este come de todo.

La pintoresca teoría al uso nos dice que el tráfico se puede "ordenar". Pues tampoco. El tráfico actual es caótico por definición. Antes, casi nadie salía de noche. Ahora tenemos el "derecho" de movernos a miles para sacudir la osamenta hasta la madrugada en alguna "disco" situada tan lejos de las zonas residenciales y hosteleras como sea posible. Por ejemplo, en Sant Rafel.

 

 

¿Usted ha leído "Astérix legionario"? Cuando las autoridades competentes investigan por qué se producen esos accidentes terribles "in itinere", asistimos al prodigioso espectáculo de la legión romana maniobrando contra la legión romana. La carretera en sí es de competencia del Consell. El control del tráfico, de la Guardia Civil. Y las licencias de apertura de las "discos", del ayuntamiento de Sant Antoni. Una vez más, vemos cómo se van pasando la patata caliente de una siniestralidad a todas luces excesiva. Y así seguiremos mientras no haya una administración única en Eivissa.

Por supuesto, "tener las competencias" no implica que las personas encargadas de ejercerlas sean ni más ni menos competentes que ahora, en el sentido habitual del término. Actualmente no hay forma humana de saber si lo son o no. Hagan lo que hagan, el sistema se encargará de convertir el fruto de sus esfuerzos en ponencias que se debatirán detenidamente en las reuniones de la mesa para redactar el proyecto de estatutos del futuro consorcio del transporte. La legión romana sigue maniobrando contra la legión romana, y los ciudadanos perdemos cada día la guerra por una movilidad mínimamente racional.

Y es que mientras no se abandone la idea de que el automóvl es un medio de transporte, no hay nada que hacer. Se venden como ventajas lo que son inconvenientes. Por ejemplo, que el coche va "de puerta a puerta". Eso sería malo incluso si fuera verdad... Los automovilistas que tienen la suerte de conducir de un garaje a otro han de ir a un gimnasio para hacer ese ejercicio físico que les "ahorra" el coche. Y el aparcamiento es un problema enorme por sí solo.

Otra "ventaja" del coche es que da "privacidad", porque no tiene que ir usted en el mismo vehículo con desconocidos. Antes, los viajes eran ocasiones para compartir con otras personas un espacio y un tiempo, y conversaciones y filosofía, y también tortilla de patatas y vino. Ahora, las películas le hacen creer que ya no puede ir usted en autobús, porque el señor con sombrero que lee el periódico en el asiento de al lado es un asesino en serie que le seguirá hasta el portal de su casa para acuchillarle por la espalda con unas tijeras. Si va en coche se matará usted solo, y no contará en las estadísticas del crimen.

Y no importará que hablemos hoy de esos ayuntamientos que ya tienen censados más vehículos que habitantes. No sé si celebran el día sin coches, porque es como muy contradictorio... Lo suyo es que hagan el día sin peatones. Así probamos qué pasa si todo el mundo va a todas partes en coche. ¿A usted le parece una tontería? Pues ya ve, es lo que estamos intentando trescientos sesenta y cuatro días al año. Así nos va...

Y ya lo sabe: si cree que tengo razón, o que no, dígamelo... Estoy en


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