Juan Manuel Grijalvo - Día sin coches 2003
Gatito y cochecito
(Ultima Hora, 22 de septiembre de 2003) Hoy se celebra de nuevo el día sin coches, curiosa jornada que sirve para que algunas instituciones hagan como que hacen algo para resolver los problemas de la movilidad. Hace un año decía yo lo que sigue: "Y no importará que hablemos hoy de esos ayuntamientos que ya tienen censados más vehículos que habitantes. No sé si celebran el día sin coches, porque es como muy contradictorio... Lo suyo es que hagan el día sin peatones. Así probamos qué pasa si todo el mundo va a todas partes en coche. ¿A usted le parece una tontería? Pues ya ve, es lo que estamos intentando trescientos sesenta y cuatro días al año. Así nos va..." Como tantas otras veces, la realidad supera a la fantasía. Los azares de la política nos están abocando a una expansión sin precedentes del asfalto y de los vehículos accionados por motores de explosión. Ello se debe, entre otros factores, a que muchos votantes creen a pies juntillas que todo lo que sea facilitar el tránsito y el estacionamiento de los dichosos artefactos es intrínsecamente bueno. A estas alturas ya debería ser obvio para todo el mundo que por este camino no vamos a ninguna parte. Por lo menos, a ninguna parte que nos interese a usted y a mí. En cambio, el inmenso engranaje de intereses que se mueve a partir de esta dependencia artificial del automóvil que nos han creado engorda visiblemente con cada nueva "solución". Ampliar o desdoblar las carreteras de estas islas es una acción irreversible que va a tener consecuencias nefastas a corto plazo. Pero, a falta del más mínimo estudio de estas cuestiones, lo que vamos a tener es más de lo mismo. Mucho más de lo mismo. A escala mundial, la pugna por el control del comercio de petróleo y de sus derivados, y de los flujos financieros que genera, está poniendo al planeta entero al borde de un conflicto de magnitud imprevisible. Incluso si evitamos más acciones bélicas, la contaminación de la atmósfera que genera el modelo de movilidad al uso está cambiando el clima. Si tenemos más veranos como éste, no sé qué va a ser de nosotros. Sobre todo cuando la única "solución" a la subida de temperaturas es, como no podía ser de otra manera, quemar más petróleo para generar más electricidad y alimentar más acondicionadores de aire... Esto de que cada año sigamos batiendo récords de consumo de energía fósil no augura nada bueno para el futuro. La subida de los precios del petróleo podría haber sido una buena noticia, porque hace que las tecnologías sostenibles resulten competitivas. Será ilustrativo ver qué hacen - o no - las instituciones de Eivissa y Formentera para celebrar el día sin coches. En cuanto al ayuntamiento de Vila, el actual equipo de gobierno acabó su primer cuatrienio asfaltando algunas calles de la ciudad. No estuvo mal para rematar la gestión de quienes nos habían vendido la moto de que "el Pla Territorial Parcial es basarà en el criteri d'increment real de la capacitat de mobilitat en lloc de promoure un augment continu de la superfície d'asfalt: més asfalt i més carreteres no signifiquen, sovint és el contrari, més mobilitat i rapidesa". Para guardar las apariencias, seguirán "remodelando" la calle de Pere Francès según las pautas del "nuevo urbanismo progresista", mientras pavimentan otro inmenso aparcamiento "disuasorio" junto al bulevar de Abel Matutes Juan. Es el resultado lógico de alimentar al dragón. Cuanto más come y más territorio tiene, más grande se hace. Al parecer, esas obras han agotado los presupuestos y ya no habrá dinero para seguir llenando el pozo sin fondo que resulta ser el déficit de explotación de las líneas urbanas de autobús. De manera que se les ha ocurrido empalmarlas todas en una sola... aún más larga y circunvalatoria que las actuales. Con ello se reducen los costes de explotación... al menos, sobre el papel. Pero las ventajas son inseparables de los inconvenientes. Ahora, los usuarios tardan una eternidad para hacer sus trayectos, entre esperas y viajes. Con esta "mejora", tardarán una eternidad y media. El servicio pasará de malo a peor, la recaudación por venta de billetes bajará... y el déficit aumentará. Cosa que tal vez no fuera el objetivo de la maniobra, pero que sí es el resultado inexorable de aplicar mecánicamente unas recetas que sólo consisten en más de lo mismo. Otro día, si usted quiere, hablaremos de la estación de autobuses, ubicada junto a una vía rápida que está dividiendo físicamente el ensanche en dos zonas. Las dos están organizadas con modelos que difieren en lo accesorio, pero pensados ambos, cómo no, en función de que sigan circulando y aparcando cada vez más automóviles. Uno de los mayores inconvenientes de la partitocracia que nos rige es que toda esa creatividad y esa imaginación que se invierten en ganar las elecciones se evaporan como el rocío de la mañana al día siguiente de la constitución formal de los órganos de gobierno. Son sustituidas "ipso facto" por un pragmatismo de vía estrecha... Se compone de visiones absolutamente miopes, que se resumen en no correr riesgos de ningún tipo. Con eso, las nuevas tecnologías de transporte que pueden resolver los problemas de la movilidad se encuentran con una situación tipo "Catch-22". Como ningún ayuntamiento quiere ser el primero en autorizar la primera implantación, no fuera que la cosa no salga perfectamente bien, todas estas ideas quedan en el limbo para siempre. Se nos ofrecen como "soluciones" una serie de inventos que proceden directamente del siglo XIX, como el automóvil, el autobús, el ferrocarril de cercanías o el tranvía. Y se olvida que llegaron a existir porque en su día alguien tuvo... lo que hay que tener para ponerlos en marcha. Como lógico corolario de lo todo lo antedicho, el día sin coches se va a celebrar en plan "bonsai", que diría el Sr. Buades, cerrando al tráfico una pequeña parte de Vila. Ya veremos qué hacen los demás ayuntamientos, el Consell y el Govern Balear. Por sus obras los conoceréis. No hace mucho me ha tocado ir al funeral de alguien que falleció en un accidente de carretera. El automóvil es la vaca sagrada de Occidente. Le cedemos el paso, le damos de comer y le ofrecemos sacrificios humanos. Y también es como el caballo de Atila: por donde pasa no vuelve a crecer la hierba... porque la sustituye el asfalto. La raíz del mal es el culto al becerro de oro. |
La raíz del mal es el culto al becerro de oro...