Juan Manuel Grijalvo - Pretor

 

(Ilustración de Pep Tur - Pendiente)

 

(Ultima Hora, FDS, 15 de agosto de 2003)

Como era normal y previsible, el Imperio ha nombrado un pretor para gobernar la provincia de Mesopotamia. Recién acabada la conquista, había dudas sobre el paradero de los miembros de la dinastía depuesta. Las heroicas legiones de la Alianza del Bien, tras seis horas de durísimo combate, han dado muerte a los dos herederos varones del antiguo monarca. Los romanos habrían sitiado la casa hasta rendirlos por hambre y sed, invirtiendo el tiempo que fuera necesario: no tenían allí las cámaras de la CNN para meterles prisa.

En un caso parecido, tuvieron que vérselas con un rebelde que se hacía pasar por el rey legítimo de los judíos. Había entrado en la capital durante una fiesta religiosa, mientras sus partidarios lo aclamaban diciendo "Hosanna al Hijo de David". Fue llevado de Herodes a Pilatos con notable celeridad. Si hubiera tenido suficientes seguidores como para montar una guerra, habría terminado sus días en el Circo Máximo de Roma, después de desfilar por última vez en el triunfo del general que lo hubiera derrotado. Como tenía pocos, bastó una cohorte para prenderlo. Al día siguiente lo crucificaron en la misma provincia, y yattá.

En el caso que nos ocupa, las fuerzas imperiales han tardado seis horas en tomar la casa. Uno se pregunta cuánta munición tenían los occisos para repeler el asalto durante tanto tiempo. Las modernas armas automáticas tienen una cadencia de fuego tal que disparan su propio peso en cartuchos en cosa de minutos. Hoy la logística lo es todo. Por cada fusilero, el ejército imperial emplea algo así como doce servidores para que le lleven las balas desde la fábrica hasta el frente. En seis horas sobra tiempo para demoler el edificio y dejar el terreno como la palma de la mano. Al parecer, el objetivo de la misión era fotografiar los cadáveres. De ahí que no se empleasen a fondo... para que no quedasen irreconocibles.

Bien... Cuando compara usted los principios, los medios y los fines de la dictadura de Sadam Husein y sus hijos Uday y Qusay con los principios, los medios y los fines de la democracia de George H. W. Bush y de sus hijos George y John Ellis, "Jeb", descubre que en Irak hacía falta ser hijo del Presidente para ser Presidente. Y que en Estados Unidos... ayuda mucho. Así han funcionado las cosas desde los tiempos de los hititas, por lo menos. Pero... ¿usted está seguro de que le conviene que sigan funcionando así?

Otro día, si usted quiere, podemos seguir examinando las diferencias entre estos dos sistemas de guía de los asuntos públicos... y los demás. Tal vez encontremos también... otras semejanzas.

juan_manuel@grijalvo.com

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