Juan Manuel Grijalvo - Cuadro comparativo

 

Dedicado a Luis Bassat

 

En otra ocasión habíamos hablado de hacer un pequeño análisis y comparar la calidad de los diversos medios de transporte terrestre, según criterios objetivos. Con eso estaremos mejor informados para decidir cuál ha de ser el transporte público del siglo XXI en Eivissa.

Hoy, si le parece bien, podemos estudiar las alternativas. Ahora mismo, los medios al uso son el autobús, el trolebús, el tranvía y el ferrocarril.

La velocidad máxima de autobuses, trolebuses y tranvías es de cincuenta kilómetros por hora. No la determinan sus posibilidades mecánicas, sino las regulaciones del tráfico urbano. El ferrocarril circula por una vía propia. Por eso puede rodar a ciento cuarenta sin dificultades.

Pero es más importante la velocidad comercial. Se calcula dividiendo la distancia que recorre un vehículo por el tiempo que tarda en hacer el trayecto, contando los tiempos de parada. La saturación de las calles influye mucho. Y aquí sí que cuenta la mecánica. Con más potencia, el vehículo alcanza antes la velocidad de crucero. Los autobuses y trolebuses están entre quince y veinte kilómetros por hora, el tranvía entre quince y treinta, y el ferrocarril llega a cuarenta. Hay que decir que la distancia entre paradas suele ser mayor que en otros medios.

Y ya sabe usted que yo intento siempre medir la velocidad en términos de tiempo de vida humana. La espera en la estación ha de ser corta. Para eso, la frecuencia y la puntualidad son mucho más importantes que la velocidad máxima. Supongamos que tiene que ir a Formentera para hacer un trabajo que sólo sabe hacer usted y que dura un ratito. Puede ir en ekranoplano en cuestión de minutos, a cosa de cuatrocientos kilómetros por hora.

 

 

¿Que no sabe usted qué es un ekranoplano? Pues verá, es un invento ruso que se parece a un hidroavión y vuela a cosa de tres metros de la superficie del mar o de la tierra. No necesita pistas de aterrizaje, porque puede posarse sobre el agua. Pero hemos de vender un mínimo de billetes, bastante caros... Si no, no da ni para el combustible. Por eso no se puede poner una frecuencia elevada, y menos en invierno. Los gastos fijos, como el salario de los pilotos, la amortización, etcétera, se pueden cargar en la cuenta de resultados del ejercicio entero, pero está por ver si sería rentable. Para ir a Denia, a Valencia, a Palma, o a Barcelona, es cosa de estudiarlo...

 

 

Volviendo a Formentera, si sólo hay un vuelo al día, la duración real del trayecto es de... veinticuatro horas, naturalmente, porque no puede regresar usted en cuanto acabe su tarea. Ha de quedarse hasta la mañana siguiente.

Otro factor importante en la calidad del transporte es la comodidad. Para mí, es viajar en un asiento ni muy duro ni muy blando, a una temperatura agradable, en silencio, sin acelerones, frenazos ni bandazos bruscos, en un vehículo escrupulosamente limpio, del que sea fácil entrar y salir, sin humos ni olores desagradables y sin apreturas. Para mí, un vehículo es cómodo si puede usted dormir durante el viaje. Por eso conducir un automóvil es incómodo por definición. Y ya ve usted que viajar como pasajero en los medios al uso no responde exactamente a esa enumeración de cosas buenas que hacíamos antes...

Y si puede usted realizar alguna actividad durante el viaje, no está perdiendo el tiempo, sino que lo está ganando. Por ejemplo, dormir es necesario y útil. Y las estaciones han de reunir los mismos requisitos. La de Sóller, sin ir más lejos, tenía un buen hotel y un restaurante con belvedere. Por cierto, ¿sabía usted que es la más antigua del mundo? El edificio es una casa reformada que data de 1606. Ya tiene una razón más para ir a verla. Naturalmente, en tren...

Y ya habíamos dicho que la seguridad ha de ser el factor determinante. Sin seguridad no hay calidad que valga. La de los autobuses y trolebuses la dejaremos en aceptable. La de los tranvías es algo mejor. Y la del ferrocarril es muy buena.

Y hasta aquí hemos hablado de los medios de transporte al uso. Yo he dicho a todo al que me ha querido oír que, si de mí dependiera, abriría una sucursal de "Ferrocarril de Sóller, S.A." en Eivissa. En uno de mis intervalos lúcidos di con la idea de que lo más parecido a un tren eléctrico que podía pedir a los Reyes Magos es un sistema elevado que se llama Aerobus.

La velocidad máxima de proyecto es de unos sesenta kilómetros por hora, y la comercial prevista está entre treinta y cuarenta. La frecuencia del servicio puede ser muy alta y la puntualidad está garantizada, porque circula por una vía propia. En cuanto a comodidad, puede cumplir todos y cada uno de los puntos que enumerábamos más arriba. Y la seguridad del sistema es máxima, a prueba de descarrilamientos o colisiones.

Teóricamente, la calidad máxima implica el precio máximo, y viceversa. Pues no. Ya sabe usted que lo mejor no es siempre lo más caro. Otro día, si usted quiere, podemos hablar de las relaciones calidad-precio, que también se manejan en los análisis comparativos. El hábito de reducirlo todo a cantidades está en la raíz de buena parte de los males que nos afligen actualmente...

juan_manuel@grijalvo.com

 

Relaciones calidad-precio (pendiente)

Aerobus...

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Movilidad...

La raíz del mal es el culto al becerro de oro...

Transporte urbano y periurbano...